La niña venezolana de 13 años que soñó con crear imágenes, cuando vio en un libro de en la biblioteca de su casa en las obras de cineticas de Jesús Soto, tuvo la oportunidad de estudiar en The University of Arts, en Filadelfia, e iniciar su carrera profesional en los Estados Unidos. Sin embargo, su lanzamiento en solitario lo hizo en su tierra natal, generando un cambio en la práctica local de encargar la creación de las marcas a las agencias de publicidad: “De alguna manera eduqué al venezolano separando el branding de la publicidad. También educamos a muchos proveedores animándolos a hacer cosas que pensaban que no podían lograr”.
Ya Neri había debutado como diseñadora para la banca y las entidades financieras en el estudio de Valerie Pettis, donde aprendió mucho como diseñadora senior. Su “primogénito” fue The Park Avenue Bank de Nueva York, institución privada pequeña y selecta en la que participaba como socio el hijo de Franklyn Delano Roosevelt. Posteriormente seguirían otros desafíos en el mismo sector.
Como anécdota destaca que en sus inicios refutó la oferta para integrar el equipo de Massimo Vignelli, por las oportunidades de aprendizaje que avizoraba con Valerie Pettis. Hoy en día ha constatado que la selección fue correcta.
La filosofía de Gabriela Neri ha sido colocar nuestro país a la vanguardia del mercado mundial, por lo que afirma con orgullo que “estuvimos a la misma altura que los americanos, porque mi forma de pensar era ¿por qué no podemos hacerlo nosotros también?, y mientras muchos se querían –o se quieren ir-, yo estando acá y también fuera, en Nueva York, he trabajado para Venezuela creando experiencias para el consumidor”.
En el presente le satisface llegar a nuestro territorio y ver que las identidades que ha desarrollado se mantienen vigentes en las calles, porque son atemporales. Define la sensación como “we did it”, brindándole créditos a su equipo de trabajo, predominantemente femenino. Entre sus chicas talentosas están Giomar Quevedo, Daniela Gill y María Silvia Moser entre otras..
Banesco: regresar a la semilla
Cuando hizo Banesco hace 23 años, la cuenta era de Walter Thompson, pero por diversas razones no le dieron al presidente de la entidad, Juan Carlos Escotet ni a sus directivos lo que querían. “Y llegué yo de vacaciones y me dijeron que hablara con ellos, que necesitaban alguien que se alineara con la visión diferente que tenía Escotet para el banco”.
El quería una marca grande y totalmente internacional, lo cual coincidió con la idea de la diseñadora de crear marcas universales: “Considero que siempre traje al país lo mejor de los dos mundos, el americano y el latinoamericano, y justo así también nos vendemos en los Estados Unidos, porque conocemos su idiosincrasia, pero tenemos el ‘chilli pepper’, el ingrediente diferenciador del alma latina. Esa combinación nos define”.
De hecho, el uso audaz del color forma parte del sello Neri Design Group (NDG), fundamentado en su constante observación del entorno y el afán de ser diferentes y no repetirse.
Neri creó una década después la marca Unibanca, que surgió tras la fusión de los bancos Unión, Caja Familia y Banesco, pero al año siguiente la entidad financiera cayó en cuenta de que ésta última denominación era todavía recordada positivamente entre los usuarios, por lo que mantuvo el ícono de Unibanca, pero rebautizada como Banesco.
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